Ha pasado un año , parece que fue ayer, cuando llegamos a los campamentos saharaüis , cargados de medicamentos donados por multitud de extremeños .
Los campamentos de refugiados , son el lugar más inhóspito que he conocido; todo es arena, mires por donde mires, salpicada de Haimas y de casetas de barro y uralita mimetizadas con el paisaje. A pesar de esto, las ganas de vivir de esta gente unida a las ayudas desinteresadas de gran número de asociaciones han conseguido dotar a estos campamentos de escuelas, un hospital, instalaciones deportivas,… aunque nada parecido a lo que estamos acostumbrados en éste, nuestro “primer mundo”.

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